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Esperar en un mundo que no trasciende de una puerta de mierda

martes, 16 de julio de 2019

Lapso


Me gusta cuando llego a casa, porque me invade el silencio.

Avanza, despacio, y pone la pesada manta sobre mis hombros.

Y se siembra la oscuridad.

Parece que al día siguiente brillará el sol de verano, de cuando era niña y la vida no tenía un objetivo específico a seguir, un punto más a cumplir en la complicada lista que vamos escribiendo con los años.

Parece que me volveré a despertar entre esas sábanas que acariciaban mis sueños en vela, que me susurraban que un nuevo día me depararía increíbles relatos, que luego escribiría por las noches.

Cuando mis pasiones se encontraban en un jardín, un libro y un sinfín de palabras.

Y de repente, vuelve la oscuridad y suena la alarma.

Vuelta a empezar.