Este es mi personaje, según muchos lo que los verdaderos
escritores no queremos que se vea directamente de nuestra vida. He tenido
muchos otros, pero este es el que temo que venga. Porque me recordará la
miseria que compartimos, él en la oscura ciudad de Encaged City plagada de
crímenes sin resolver, y yo en la mía con el único misterio de qué le gritará
hoy la vecina al yonki de nuestro vecindario para que por fin se largue. Vidas tan
distintas que sugieren la misma mierda. Que ninguno vive lo suficiente como
para desear que mañana vuelva a salir el sol.
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Esperar en un mundo que no trasciende de una puerta de mierda
sábado, 20 de octubre de 2012
Reflejo inconsciente
Temo el día en el que me encuentre con uno de mis
personajes. El día en el que le vea, en una calle oscura, bajo la sombra de la
luna en el viejo puente de la ciudad. Llevará el largo abrigo gris desgastado,
su viejo sombrero de fieltro, su pesar y remordimiento grabado en cada uno de
sus pasos. Consumido por la soledad y la traición, se acercará hacia mí con ese
aire de misantropía, incapacidad de interacción social carcomida por los años. Apestará
a alcohol barato, por supuesto, no se considera lo suficiente como para
comprarse un buen añejo y beberlo en las escaleras de debajo del balcón. Será entonces,
cuando me susurrará en unas breves palabras el odio acérrimo que me profesa por
el simple hecho de haberle creado. No por haberle corrompido con mis historias,
sino por haberle dado siquiera un soplo de vida con mis golpes de teclado tras
una narración impersonal. Por haberle calificado del viejo inspector de policía
de novela negra, por haberle hecho vivir tantas historias espantosas que sus
ojos apenas puedan vislumbrar el reflejo del sol. Que su vida haya sido
desarrollada únicamente bajo la vigilia de la luna, y que su amor haya sido una
joven de pelo rizado violada en medio de la Cuarta Avenida por un hijo de puta
que nunca llegó a atrapar. Que un día le miró a los ojos, y le tembló el
gatillo. Y que el resto de su vida haya terminado condenada a convivir con la
mierda de la sociedad detrás de los portales.
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Oh, Dios mío. Qué genial, qué genial y ¡qué genial!
ResponderEliminar:DDD
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